2.2.09

Otro escrito viejo


Desde el sillón... les cuento que de una de las cajas con la etiqueta de "Escuela" me encontré con letras viejas. El escrito no está pulido -no lo estuvo entonces y no lo está ahora- pero igual me gustó. Por tanto, aquí va:

Explicación de mi inusual gusto musical (en fecha reciente)

He ido del llanto a la risa, de la desesperación al sueño, del amor al odio, de todas esas sensaciones que se revuelcan adentro de mi desde que te largaste de la casa.

De igual modo, he ido del tango de Gardel a la insulsa de Paulina Rubio, pasando por Los Tigres del Norte. Todavía no he llegado a Chente, ni a José Alfredo ni a doña Chavela. Al rato, al rato. Ya no tengo edad para guarapetas. Ya no tengo corazón para esto. Te lo advertí antes y me como mis advertencias ahora.

Estoy a punto de pedirte, de la mano de Jaime Sabines, que me cortes el cuello, pero en estos tiempos te meterían a la cárcel. Además, sabemos que si me pones las manos encima sería para marear la cama una, y otra, y otra, y otra vez, lo cual no tiene nada de malo y sí mucho de bueno, como buena estás tú, como bueno es amarte, olerte, reconocerte, sentirte...

Pero la cosa no es así. Siempre dije que el amor no bastaba y ahora lo aprendiste de tu mano. ¿No te odio por eso, sabes? Aunque al ver la casa revuelta -nunca como mis cabellos, eso sí- tengo unas ganas inmensas de tomar el teléfono y decirte que vengas a arreglar todo esto, incluyéndome.

Pero no puedo marcarte, porque entonces no podriá tenerte para siempre y quiero que cuides a mis hijos, si es que algún día tengo cordura para ser madre.

Sólo quería escribirte que me gustaría tener los éstos de Neruda y decirte que para cuando tú me olvides (Si tú me olvidas) yo ya te habré olvidado. Pero no puedo. Ha de ser cuestión de género, él es hombre y yo no. O quizá, cuestiones de edad, él era más viejo que yo ahora (Y por supuesto, siempre más sabio). Tal vez, simplemente, que jamás podré protegerme así, no de ti, por lo pronto.

Mientras tanto intento rehacer mi vida (ya sabes: encontrar dos calcetines iguales, aprender a utilizar los cuatro diferentes detergentes que tienes junto a la lavadora, evitar el suicidio, cosas así...).
Trato de evadirme lo menos posible del dolor que me causa que seas mi ex. Las primeras veces que me refería a ti de esa manera no paré de llorar los siguientes cinco minutos. Era patético. Ahora simplemente duele muy hondo. Dolerá un rato, supongo. No importa. Ahí voy. Sé que va para largo.
No te preocupes, nunca lo hagas. Reza, eso sí. Añádeme en tus plegarias. Vas a estar bien. De amor nadie se muere. Uno se vuelve, eso sí, cursi, medio lenta, absorta y trágica. Y luego, pasa. Todo pasa y todo queda. Por lo pronto, yo me quedo con las letras de tu nombre y tu ropa de invierno.

Vivo en esta casa, tratando de encontrarme. Ahí voy. Va para largo. Tú respira y también camina. Confío en que volveremos a amanecer.


p.d. Además de este escrito y unos exámenes que andaba buscando, encontré un saco que creía perdido.




 
Cultura Lesbiana DiversiBlogs