¡Aaaaachú!

Desde el sillón... desde la cama les estornudo porque tengo opción: mi cuerpo está invadido de gripa, así que bien habrán descifrado ya que la imagen de arriba no representa un alfiletero en tercera dimensión ni un remedo de las fotos del álbum "Big Ones" de Aerosmith (donde aparece el señor alfileres en alguna de las páginas). La imagen representa al dueño de mi organismo en esos momentos: el virus de la gripa. Si, soy un microbio andando.
Ciertamente, el hecho de tener la nariz, el ánimo y casi que el cerebro congestionados no justifica mi ausencia por aquí, pero si ha complicado mi existencia y me he quedado sin la preciosa rutina del insomnio.
He dormido incómodamente, con la garganta reseca y adolorida, y por más que he sudado la calentura en el buen sentido de la frase, la enfermdad no termina por largarse. Para colmo, creo que se la contagié a mi hermosa Tata, quien me sirvió la trigésima tercera taza de té y acto seguido, estornudó copiosamente.
Estamos en un problema, porque nuestros perrunos hijos no dominan el arte de traer el té a la cama.
Bien, dejando de lado mis malestares personales, me pongo al día por aquí.

1. Las Navidades, bien, gracias. En Año Nuevo casi mato a tres primos y dos tíos, pero dominé mis instintos. Tata y yo adoramos a nuestra familia pero hemos decidido reducir los días de exposición la siguiente vez. No es que ellos sean malos, pero nuestra paciencia no nos alcanza para convivir con 40 personas, incluídos niños malcriados.

2. Las amistades, bien, gracias. Este año cumplo los treinta, así que supongo que me da por la numeralia. Tengo considerablemente más años que amigos y no puedo evitar hacerme una revisión intensa, aunque algo me dice que no es nada para preocuparse. Quizá ese algo sea mi ego, porque realmente tengo gente a mi alrededor... es sólo que considero amigos, amigos, a tan pocos... y eso me da por revisar mi ego también y regañarlo.

3. La casa, bien, gracias. Tata y yo nos vamos adaptando al paso, pasito. Los hijos perrunos están contentos, las otras hijas se arrastran de felicidad (y porque no les queda de otra, je je).

4. Las cosas, bien, gracias. Tengo una clase nueva y eso me emociona bastante. El grupo de alumnos es agradable y espero que formemos un buen equipo de trabajo.

5. Las metas, bien, gracias. Confío en que Dios nos seguirá cuidando mucho y repartiendo sus bendiciones.

Hace un par de semanas fui al especialista, no soportaba el dolor de oído. El otorrinolaringólgo, después de observar atentamente -y hacer que Tata observara también - pronunció su veredicto: "Tienes estrés".
Dije que no era posible, que de verdad me dolía, bla bla bla bla. Puso algo de metal que seguramente tiene su nombre -mismo que no quiero investigar en google ahora- sobre mi cabeza y lo golpeó: yo escuché perfectamente. Mis dos oídos funcionan.
"Entonces, ¿por qué me duele tanto?". Tras diez minutos de explicación (algo sobre músculos tensos) me recetó no tiempo, abstinencia, ni soledad, como lo haría Sabines (en primera ya está muerto y en segunda, no es el mismo mal) lo que me recetó fueron píldoras, descanso y sobre todo: tranquilidad.
Las píldoras fuerno difíciles de conseguir -creo que hubiera sido más fácil conseguir drogas en las esquinas que esa medicina en las farmacias- pero la tranquilidad me está costando más trabajo.
Sé que debo manejar más despacio, sé que no debo estresarme tanto, sé que no debo hacer tantos corajes por tantas cosas... sé lo que debo hacer.
Me falta encontrar el método.
Se aceptan ideas.
p.d. El yoga no me sirve para eso. Me estira los músculos, pero no la mente.
Besos mocosos.